Cómo se forman los huracanes y por qué son más comunes en esta temporada

Los huracanes, uno de los fenómenos meteorológicos más impactantes, se forman sobre aguas cálidas del océano, generalmente cuando la temperatura de la superficie del mar supera los 26.5 °C. Este calor proporciona la energía necesaria para que el agua se evapore rápidamente, formando nubes y liberando calor latente que impulsa la rotación y el crecimiento del sistema.
Además, se requiere una atmósfera húmeda, vientos ligeros en la altura para permitir la organización de las tormentas y la fuerza de Coriolis, generada por la rotación de la Tierra, para darles su característico giro. Así, un área de baja presión se intensifica, convirtiéndose en tormenta tropical y, si los vientos superan los 119 km/h, en huracán.
La temporada de huracanes en el Atlántico, que abarca oficialmente del 1 de junio al 30 de noviembre, alcanza su pico entre agosto y octubre, y no es casualidad que en fechas como las actuales, junio de 2025, comencemos a prestarles atención.
Durante estos meses, las aguas del Atlántico tropical y el Caribe se calientan lo suficiente debido a la radiación solar intensa del verano en el hemisferio norte, creando las condiciones ideales para su formación. Además, los patrones climáticos, como la reducción de la cizalladura del viento (cambios bruscos en la dirección o velocidad del viento), favorecen el desarrollo de estos sistemas.
Factores como el fenómeno de El Niño o La Niña también influyen. Por ejemplo, La Niña, caracterizada por aguas más frías en el Pacífico ecuatorial, tiende a reducir la cizalladura del viento en el Atlántico, aumentando la probabilidad de huracanes.
En 2025, los pronósticos meteorológicos, basados en datos de la NOAA y otros centros, sugieren una actividad potencialmente significativa, aunque la intensidad y el número exacto de huracanes dependen de variables dinámicas que se monitorean constantemente.
Por ello, en esta época del año, las autoridades y comunidades costeras intensifican la preparación. Los huracanes no solo traen vientos devastadores, sino también marejadas ciclónicas, lluvias torrenciales e inundaciones, como se ha visto en eventos históricos.
En junio de 2025, la recomendación es clara: mantenerse informados a través de fuentes oficiales, revisar planes de emergencia y estar alerta ante las actualizaciones de los centros de predicción, ya que la naturaleza impredecible de estos fenómenos exige vigilancia constante.